Mucho se está hablando estos días, de la subida de la luz, desde la entrada en vigor del cambio de las tarifas energéticas unidas a que estamos en los días donde se están alcanzando los máximos históricos de precio de la energía, es decir, del como pagamos el KWh de energía consumida.
Mucho se escucha de lo mismo y muy poco de otras que ahora os vamos a explicar a continuación.
Ya todos sabemos que habrá tres franjas horarias, punta, llana y valle. La punta o más cara entre las 10.00 a 14.00 horas, y de 18.00 a 22.00 horas. La llana o de precio medio, de 08.00 a 10.00 y de 14.00 a 18.00 horas y la valle o más barata desde las 00.00 hasta las 08.00 horas, así como también los fines de semana y los festivos.
Todos los medios de comunicación nos están dando consejos para intentar derivar el consumo lo máximo posible a las horas valle y llana y evitar las horas punta. Que tengamos cuidado con la plancha, la lavadora, el lavavajillas y el horno para ver a qué hora lo utilizamos. O incluso la hora a que pasar la aspiradora o a qué horas tenemos que poner la vitro para cocinar.
Todo esto puede estar muy bien, siempre que el usuario se pueda adaptar a esos horarios, sin trastocar demasiado nuestras horas de sueño y desecando. Está muy bien que nos centremos en la plancha, lavadora, lavavajillas o termo eléctrico porque son los aparatos que consumen más energía, en comparación con otros consumos domésticos de menos consumo como el alumbrado, Tv, ordenadores, etc.
Pero en los hogares, además de aparatos que nos ayudan a realizar tareas domésticas, solemos tener equipos de calefacción y/o climatización, que nos ayudan a mantener una temperatura de confort en nuestro hogar. Estos aparatos, son de mucho mayor consumo, que cualquier otro electrodoméstico que estamos hablando.
Por ejemplo, una plancha puede tener una potencia de entre 1,5 y 3KW dependiendo de que sea una plancha o un centro de planchado. Aquí os damos unas potencias orientativas de los principales electrodomésticos:
- Vitrocerámica: 900 y 2.000 kW
- Plancha: 1.500 y 3.000 kW
- Lavadora: 1.500 y 2.200 kW
- Lavavajillas: 1.500 y 2.200 kW
- Microondas: 150 y 1500 kW
- Frigorífico: 250 y 350 kW
- Televisión: 150 y 400 kW
- Horno: 1.200 y 2.200 kW
- Aspiradora: 900 y 1.500 kW
- Tostadora: 550 y 1.000 kW
Todo esto está muy bien. A la hora de analizar lo que nos va a costar realmente cada electrodoméstico de nuestro hogar, tenemos que fijarnos en la potencia consumida por el mismo, pero también en el tiempo que lo utilizamos. Incluso tendríamos que entrar en más detalles, como por ejemplo, aunque la lavadora pueda funcionar durante unas dos horas, la resistencia que calienta el agua que es lo que consume esa potencia, estará solo funcionando unos minutos. También tener en cuenta el grado de utilización de los electrodomésticos. Por ejemplo, la plancha puede ser utilizada una vez a la semana, mientras que es posible que la vitro, frigorífico, televisión y tostadora, la utilicemos a diario.
La energía consumida es el resultado de multiplicar la potencia de cada electrodoméstico por el tiempo que está en funcionamiento y es entonces cuando hablaríamos de KWh.
Por eso, os aconsejamos con estos datos, pensar en el uso que hacemos de nuestros electrodomésticos y ver en qué medida, podemos racionalizar más el consumo en función de horarios y necesidades.
La climatización y el ahorro
Como decíamos, de los que no se está hablando tanto, es de los consumos más importantes que tiene un hogar, empresa o negocio, mucho más que los electrodomésticos. Y es el consumo en la climatización de un hogar para mantener una situación de confort. No solo por el elevado consumo que estos aparatos tienen, sino por la cantidad de horas que los tenemos encendidos al día y con un uso diario.
Por ejemplo, un sencillo equipo Split de aire acondicionado pared que podamos tener en el salón, para climatizar una superficie de unos 25-30 m2, puede tener una potencia de 2.500 W y para acondicionar un piso de unos 80 m2 hace falta una potencia frigorífica de unos 6.000 W.
Con la gran diferencia frente a el resto de electrodomésticos que aquí prácticamente el uso es continuado a lo largo del día y durante todos los días de las semana, por lo menos en la temporada que lo necesitamos. Lo mismo sucede con la calefacción.
La mejor forma de reducir la cantidad de energía que tenemos que aportar a un hogar, ya sea de refrigeración o de calefacción, es mediante el incremento del aislamiento. Hemos hablado en numerosos artículos de este blob sobre su importancia. Un hogar bien aislado en su conjunto es sinónimo de un hogar con bajos consumos energéticos necesarios para mantener su confort, ya que la energía que aportamos de refrigeración o calefacción se mantiene por más tiempo en el interior y por lo tanto reducimos la cantidad que es necesario aportar.
Y como no nos cansamos de decir, la mejor forma y más económica de mejorar el aislamiento de una fachada es empezar por las ventanas. El que un hogar tenga unas ventanas térmicamente eficientes, supone los mayores ahorros en calefacción y aire acondicionado. Una inversión que se amortiza en muy pocos años.
Puedes ver aquí más en detalle, como las ventanas aislantes te ayudan a reducir el recibo de la luz en tu hogar.