Para nuestros lectores, vamos a destacar este magnífico artículo sobre la importancia de las ventanas en el confort interior de nuestros hogares.
Podemos hablar de estos cinco factores que afectan al confort:
Confort térmico
La sensación térmica de los cuerpos es función de la combinación de la temperatura del aire y la temperatura de las superficies próximas. La temperatura superficial interior de las ventanas puede variar significativamente respecto a la temperatura del aire del recinto y la temperatura de otras superficies. La instalación de vidrios de control solar y protecciones solares exteriores tiene un efecto importante sobre la temperatura superficial de la ventana y puede mejorar de forma significativa las condiciones térmicas del recinto, especialmente en verano.
La temperatura tiene diferentes efectos sobre los ocupantes de un edificio:
- Sobre la productividad de los trabajadores. Temperaturas demasiado altas o demasiado bajas reducen la productividad. En trabajos rutinarios, el rango óptimo de temperaturas se sitúa entre 20-24 ºC, con un máximo de productividad en 22 ºC.
- Elevadas temperaturas interiores incrementan los síntomas del síndrome del edificio enfermo (conjunto de sintomatologías y enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en los espacios cerrados) y la sensación de mala calidad del aire interior.
- Elevadas temperaturas en las aulas perjudican el rendimiento de los estudiantes.
- Las bajas temperaturas dificultan la habilidad manual y reducen la productividad en trabajos manuales.
- Las bajas temperaturas agudizan la sensibilidad a los movimientos del aire y las corrientes.
- Las temperaturas elevadas del aire incrementan la sensación de baja humedad.
Una temperatura superficial elevada en la ventana incrementa la carga radiante y puede producir localmente una falta de confort.
Las temperaturas elevadas en la ventana afectan a la distribución del aire en el recinto. En algunos casos, el flujo convectivo desde una ventana con alta temperatura puede obligar a bajar la circulación de aire. Ello puede originar altas velocidades del aire de carácter local e incrementar el riesgo de corrientes.
Confort visual
El ser humano prefiere la luz natural diurna a otras fuentes de iluminación. Asimismo, para el estado emocional de las personas es importante el contacto visual con el exterior desde sus viviendas o puestos de trabajo. No obstante, la falta de confort visual se puede producir fácilmente debido a una iluminación demasiado brillante o a que el recinto presente acusados contrastes de iluminación entre unas zonas y otras. Para obtener el máximo beneficio de la luz natural, hay que regularla.
Un buen confort visual se obtiene cuando la luminancia en el centro del campo visual se sitúa entre un tercio y el triple de la luminancia necesaria para la visión. La luminancia en el campo de visión periférico debe estar entre 0.1 y 10 veces el nivel de luminancia necesario para la visión.
Los problemas por deslumbramiento son debidos a altos índices de luminancia en el campo de visión, ocasionando problemas durante el trabajo e incluso malestar fisiológico. El deslumbramiento, normalmente, se produce cuando la luz del sol cae directamente sobre los objetos en un lugar de trabajo o por darse altos niveles de luminancia exterior en el campo visual. También puede ocurrir durante el uso de pantallas de ordenador, dado que la luminancia de la reflexión del entorno puede ser superior a la luminancia de la pantalla del ordenador. Los sistemas de protección solar, así como los vidrios de control solar, pueden atenuar y difuminar la luz solar directa incrementando el confort visual.
El confort visual también está ligado a los colores. El color viene determinado por la composición espectral de la fuente de iluminación. La luz natural ofrece la mejor definición de colores.
Como se ha apuntado anteriormente, el contacto con el exterior es un factor importante para el confort visual. Obviamente, cuando la protección solar está activa se obstruye parcialmente la vista hacia el exterior. El grado de obstrucción lo determina la obertura de la protección. Los sistemas con lamas pueden permitir la visión a través de ellas dependiendo de su ángulo de inclinación. Normalmente se prefieren las lamas de menor anchura. Las pantallas textiles, en general, tienen un grado de obertura porcentual, el cual permite una visión razonable del exterior. Desde este punto de vista se prefieren los tejidos con una cara interior oscura y una baja transmitancia luminosa a través de sus fibras. En este caso, la luminancia de la pantalla es relativamente inferior a la del exterior visible a través de la obertura del tejido y los vidrios de control solar permiten la visión a su través durante todas las horas del día.
En resumen, la luz natural es esencial para la salud, el bienestar y la productividad de las personas. Dado que la luz natural varía de un día a otro, e incluso durante un mismo día, solo un sistema dinámico de protección solar puede permitir controlarla y mantener el nivel de iluminación en los límites confortables y evitar efectos no deseables: deslumbramiento, reflejos molestos y ceguera temporal.
Hay que tener en cuenta también los costes de instalación, mantenimiento, operación y vida útil a la hora de evaluar los rendimientos.
El uso de programas de simulación puede ayudar en la fase de diseño a predecir las condiciones de iluminación en un recinto, en función de su orientación, calidad y cantidad de acristalamientos, etc.
Los sistemas de protección solar pueden evaluarse según la norma europea UNE-EN 14501, aportando información de niveles de prestación en relación a cuatro parámetros: utilización de luz diurna, control del deslumbramiento
privacidad nocturna y contacto visual con el exterior. Estableciéndose para cada una de ellas 4 clases de confort visual:
Aislamiento acústico
Aunque limitado, los sistemas interiores de protección solar pueden proporcionar un efecto positivo sobre el acondicionamiento acústico, especialmente los sistemas fabricados con textiles tejidos o sin tejer. Estos productos pueden aumentar la absorción acústica en un recinto y reducir el tiempo de reverberación.
También las persianas exteriores enrollables, cuando están desplegadas, pueden reducir la transmisión de sonido entre el exterior y el interior. Uno de los factores principales que influyen en la prestación acústica es la distancia entre la persiana y el acristalamiento, siendo preferibles distancias superiores a 10 cm. El aislamiento acústico del cajón de persiana es mejor cuando la persiana está plegada y tiene el máximo número de lamas en su interior. Véase la Guía de acústica editada por ASEFAVE (www.asefave.org).
Calidad del aire interior
La radiación solar y la protección solar están relacionadas con la calidad del aire interior principalmente a través de los efectos de la temperatura. La radiación solar que atraviesa las ventanas sin protección eleva la temperatura del recinto así como la de la estructura del edificio y la temperatura superficial de la ventana.
La calidad del aire afecta a la productividad. La incomodidad se incrementa con temperaturas ambientales altas. Por tanto, la percepción de una buena calidad del aire interior favorece la productividad y se consigue evitando, mediante sistemas de protección solar, que la temperatura del recinto se eleve.
La temperatura de la superficie interior de la ventana se incrementa en función de la radiación solar incidente. Si su temperatura es superior a la del recinto, origina corrientes convectivas de aire.
Es preciso diseñar adecuadamente la integración de los sistemas de protección solar en el hueco para que no obstaculicen la entrada de aire en las aberturas de admisión para la ventilación, con lo que se disminuye la aportación de aire exterior.
Algunos sistemas de protección solar combinan un dispositivo de ventilación natural en el cajón de la persiana. El llamado aireador puede venir ya diseñado en el mismo cajón y contar con un sistema autorregulable, con la debida atenuación acústica y permite la regulación del caudal de ventilación que se consigue a través del mismo.
Luz natural
El aprovechamiento de la luz natural reduce la necesidad de iluminación artificial y ello redunda en disminuir las cargas internas y el consumo en aire acondicionado. La luz diurna conlleva una cantidad de calor por cantidad de luz visible. Esta relación se expresa como eficacia luminosa (lumen/W). No existe ninguna fuente de luz artificial que abarque todo el espectro y se aproxime a la eficacia luminosa de la luz diurna.
Los sistemas de protección solar tienen una influencia directa en el aprovechamiento de la luz natural, regulando el flujo tanto de la radiación directa como de la difusa. Los niveles de iluminancia por radiación directa pueden alcanzar, en verano, los 100.000 lx, mientras que en una oficina normalmente no se necesitan más de 1.000 lx. La luz directa en el campo de visión de una persona puede provocar deslumbramiento. El poder atenuar y convertir en difusa la luz incidente reduce el riesgo de deslumbramiento y puede hacer que llegue la luz a más lugares del recinto. Esto se consigue mediante sistemas interiores de protección solar y mediante acristalamientos dotados con efecto de luz natural (“daylighting”).